Matar el cuerpo: eso se puede hacer desde fuera de una persona. Solamente se necesita el arma adecuada, la intención y la oportunidad. Matan el cuerpo los asesinos, los verdugos.
Jesús le pide a sus discípulos que no tengan miedo a los hombres, que no tengan miedo a los que solamente pueden matar el cuerpo. Casi puedo oír la protesta de muchas personas: “¿Solamente? ¿Te parece poco que una persona pueda acabar con mi vida? ¿Qué más pueden hacerme después de matarme?“.