(Marcos 8,27-35)
Si alguien hace o dice algo que no está bien, se le llama aparte, se le mira y se le llama la atención. Es el procedimiento correcto y elegante. Después de haber respondido correctamente a la pregunta que Jesús le dirige a todo el grupo, reconociendo a Jesús como Mesías, Pedro se desconcierta y se escandaliza ante la profecía que hace Jesús sobre su destino como Mesías.
Siguiendo a la perfección el “manual” de la corrección fraterna, Pedro se lleva a Jesús aparte y trata por todos los medios de ayudarlo a “entrar en razón”. “Perdona, Señor, que yo me entrometa en tus diseños mesiánicos, pero creo que hay una pequeña confusión. Seguro que no te expresaste bien. Todo esto del rechazo, del
padecimiento y de la muerte no creo que pega con el resto del ‘paquete mesiánico’. Lo tuyo debe ser el triunfo sobre tus enemigos, no al revés”...
(Marcos 7,31-37)
El evangelio de hoy nos presenta a Jesús en su ministerio de sanación. En este caso la curación de un sordomudo. Hay algunos detalles significativos en este episodio.Casi todos tienen que ver con la preocupación de Jesús de que sus obras milagrosas no sean motivo de ponerlo a Él en el centro.
Jesús rehúye toda publicidad.Se lleva al sordomudo aparte. No va a hacer ningún show de su curación.Después de curarlo,Jesús pide que no lo digan a nadie. Pero mientras más se lo pide, menos caso le hacen. Dice el evangelio que lo proclamaban con más insistencia.Como resultado, la gente empieza a decir de Jesús la frase que encabeza este espacio...
(Marcos 7,1-8.14-15.21-23)
Las leyes son creadas por los seres humanos en entornos sociales definidos como una manera de preservar valores y organizar la convivencia de la mejor manera posible. El ideal y la “salud” de la ley es estar al servicio de la vida. Cuando se pierde esa referencia vital, la obediencia y el respeto a las leyes se convierte en legalismo. En una postura legalista, es perfectamente posible cumplir con la letra de la ley mientras se violenta su espíritu.
En el evangelio de hoy, Jesús enfrenta el legalismo de los escribas y fariseos. Los discípulos de Jesús son criticados por comer con “manos impuras”, es decir, sin haberse lavado las manos en cumplimiento de la tradición ritual de los mayores. No está en juego una simple trasgresión de una norma higiénica de sentido común. La persona que no cumple la pureza ritual compromete de alguna manera su pureza religiosa...